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Sobre ordeñar y bolsas blancas: impresiones de Documenta
Revista Umělec
Año 2007, 3
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Sobre ordeñar y bolsas blancas: impresiones de Documenta

Revista Umělec 2007/3

01.03.2007

Dorotea Etzler | Comentario | en cs de es

Escribir acerca de Documenta es materia difícil, aun más puesto que he sido testigo de largas discusiones en la red acerca de que este año no hay en la muestra de Kassel ni la mas mínima mención al action art. Yo me dedico únicamente al action art, y debo decirlo, soy atraída milagrosamente por las pantallas parpadeantes y las proyecciones en todo el mundo. Así que no es solo una casualidad el que me encuentre viajando hacia este pequeño pueblo en el oeste. Resido en Berlín y me encuentro muy contenta de abandonar la ciudad. En mi asiento del tren, la pantalla no sirve, sorprendentemente, funciona en Kassel. Estoy a punto de disfrutar el calendario de mi agenda artística, en un día que inicia a las 12:00 en punto.
Accedo por la puerta principal, tras haber atravesado el Vorgarten. El campo de amapolas (poppy field) está en pleno florecimiento. Lucen hermosas al hacer olas con el viento. El carrusel gira gentilmente alrededor de la incorporada estatua de algún Wilhelm el Lo-que-sea. Ambas obras proporcionan esplendidas impresiones que se oponen a las cargadas nubes grises. El edificio Freddy-Algo se encuentra lleno a reventar de gente, obras de arte y pesadas cortinas que constantemente bloquean la vista. Se me figura que dejé mi sentido de orientación en la entrada. De repente observo este ordenado arreglo de tres Mac mini y tres mini fuentes de poder que las igualan en tamaño. Tomo mi primera foto. A pesar que el arreglo es incidental, no vale la pena mencionar la obra de arte a la que alimentan. Puesto que me encuentro en una situación tipo largo corredor, atisbo al final una pantalla que presenta una mujer de apariencia arábica caminando en la sombras. Entonces me percato de una pared roja con una preciosa pantalla de plasma de 16:9. En ella un grupo de hombres hacen ejercicio. Cantan y bailan al mismo tiempo. Me toma 26 minutos ver la película completa. Estoy encantada. Me gusta la esplendida locación, la discreta manera de filmar y editar; me gusta la estética en blanco y negro que implica atemporalidad: me gusta también la playera con el logo de Sony impreso en combinación con la banda cuadriculada anudada alrededor de la cintura de los hombres. Por sobre todo, me gusta la cultura árabe, presente aquí en gloriosa exhibición, cálidamente capturada. Siguiendo el corredor, me veo arrastrada hacia una habitación por un todopoderoso sonido que me llama. La instalación de fútbol es hermosa y está compuesta con gran sensibilidad. Paredes de un verde oscuro, pantallas de fútbol y ligeras cortinas blancas son el entorno perfecto para sentirse bien entre esta locura del arte. Me pregunto como esta pieza encajaría en un cubo blanco. Por ahora, es divertidísimo como la obra, muy a lo álemán, termina con los mitos. Investiga y ciertamente proporciona observaciones profundas sobre industrias de las que nadie ha oído jamás.
En el nivel superior, la gente parece estar esperando un performance dancístico. Dudando, me mezclo con la multitud únicamente para notar la, digamos pequeña, proyección junto a mi. Ahí está este sujeto Chino que mueve una pila de ladrillos a lo largo de una pared. Durante un rato, lo observo trabajar a su manera, entonces continuo. Me gustan las piezas simples que me hacen pensar en sus significados. Pienso en la Muralla China y el movimiento que esta atravesando este país. Pienso en protección detrás de las piedras. Me gusta la imagen que proporcionan las piezas sueltas. Monitorean la singularidad que el pueblo Chino debe aprender en estos días. Anteriormente, eran como elementos fijos, me atrevería a decir. ¡Ah! He ahí otra pantalla. Una mujer le prohíbe a un niño pequeño el que le de un beso y esto, desde luego, lo provoca a hacerlo.Con mucha voluntad, lo intenta una y otra vez, en vano. No estoy cómoda observando este juego de lo que parece deseo sexual y me cambio de lugar. El balcón en el tercer nivel se encuentra envuelto en una atmósfera caliente y espesa. Veo arte japonés de ataduras en una proyección y continuo. Muy poco aire, los sillones para sentarse son demasiado grandes. ¡Hora del almuerzo! Durante el descenso, no puedo dejar de ver la muestra del tigre. Cinco segundos no son suficientes para capturar mi atención y deseo desesperadamente respirar aire fresco.
Lo que es grandioso acerca de Documenta es su locación. El edificio de Freddy- Algo está situado justo a un lado de un centro comercial. Deben de ser no menos de diez años que aquí compre ese fabuloso par de calcetines que aun utilizo. Debe de haber sido el mismo año en el que vi ese video perfecto acerca de la historia del auto-stop. Recientemente me compré el DVD y quedé agradablemente sorprendida de encontrar esta preciosa obra de arte a la venta de una manera tan fácil. Véanlo en la red, vale la pena.
El pabellón al final del césped, es extremadamente malo. Debo decir que su arquitectura es patética. Aquí tenemos cortinas plata, en todo el lugar, incluyendo el muy bajo cielorraso. Camino y camino, rodeando muros y divisiones. Entonces veo la pantalla de leche. ¡Wow! Que refrescante. Es tan divertido observar a los niños divertirse, verlos carcajearse cuando la erupción de leche se estrella en sus rostros. Nuevamente empiezo a pensar en significados. Leche de vaca, de un blanco mas brillante que la tradicional leche de soya, es un símbolo del Occidente y como tal es arrojada en los rostros de la nueva generación. Esa es una historia que realmente me agrada. Pero sobre todo, el video está bien realizado y muestra una gran atención para la situación y las personas. En medio de otra serie de divisiones, me topo con dos grandes pantallas de proyección instaladas juntas con espejos del mismo tamaño. Presentan hombres desnudos utilizando algún tipo de extrañas mascaras; hablan acerca de la sexualidad, los clientes y la sociedad. Veo el reflejo de otras obras de arte, principalmente pinturas , que se sobreponen al escenario y llego a la conclusión que esta pieza es mortalmente aburrida.
Es hora de hacer un receso para fumar un cigarrillo y dirigirme hacia las colinas. Tiendo a decir Viejo Museo en lugar de Nueva Galería. Aquí el aire es aun más caliente e intolerable que en el edificio Freddy-Algo. Me paseo frente a interesantes dibujos. Accedo a esta habitación con una instalación sonora multicanal. Me encuentro una pantalla soberbiamente colocada frente a las, ya lo saben, blancas cortinas. La colocación es maravillosa. Virtualmente elimina la materialidad de la pantalla y desconcierta acerca de que la acción presentada se está proyectando en la pantalla o, visible solamente como algún tipo de sombra, se realiza tras la pantalla. Como quiera que sea, me encuentro exhausta como para brindarle una mayor atención. Continúa, Continúa. Más arte te espera, me digo. Si no es aquí y hoy, en cualquier lugar, en cualquier momento. ¡Uuups! Ya casi dan las ocho. Me apresuro para alcanzar abierta la tienda del museo. Desesperadamente necesito esta bolsita de mano, blanca, que le vi mas temprano a uno de los visitantes. Tiene tiritas para ajustarse alrededor del hombro.
En el tren de regreso, hago el sumario de la excursión. Debo decir que la disfruté. Me encantó observar las películas. Puedo decir que Documenta 12 es una exhibición decente, no gritona y escandalosa como fueron algunas anteriores. Está realizando correctamente su trabajo: proporcionar análisis, ofrecer conexiones cruzadas y brindar placer. En casa, en Berlín, me entero que las mejores obras en video se encuentran precisamente en la locación que no visité debido principalmente a que está dejada de lado, fuera del centro. Que mal, yo diría. Como sea, cuando tenga la oportunidad de tomar un tren a Kassel antes del 23 de Septiembre, se lo haré saber. Con toda seguridad.
¡Oh! ¿He olvidado presentarme? Soy Andrea Warhola y estoy encantado de conocerlos.










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