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Darina Alster
Revista Umělec
Año 2007, 3
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Darina Alster

Revista Umělec 2007/3

01.03.2007

Madla Bažantová | Nuevas Caras | en cs de es

¡Pon que soy bisexual, una anormal, que me gusta drogarme y que soy una puta, eso ponlo también !

En sus performances Darina Alsterová muda de sexo, se entrega, busca su doble. La asiste su exhibicionismo y belleza natural. Invita a los asistentes a su privacidad y al mundo de los arquetipos, donde la androginia y la reencarnación son lo más natural.
Cuando no está haciendo el amor, trata de crear, suprimir y trasladar fronteras. Lo hace por medio del sexo, la telepatía, la droga y los performances. Decir lo de “suprimir fronteras” no es completamente exacto en el caso de Darina, ya que ella casi no tiene frontera alguna.
En la acción Konkurz (Concurso) manifestó su concentración en la energía latente en la realidad cotidiana al poner un anuncio buscando a su propio doble y pedirle acudir a una hora fijada en un despacho improvisado. Probablemente fuera Darina la única en estar convencida de que esas personas realmente se le parecían. Otra vez se cubrió de bisutería en la plaza Václavské y, como un espléndido tesoro animado, fue regalándose pieza tras pieza a los transeúntes.
En el trabajo La ventana representó la metamorfosis de una persona. Ante las miradas de los transeúntes se vino enmascarando cuidadosamente con todos los medios a su alcance hasta llegar a tener el aspecto de una señora convulsa, residente en el espacio de un radiador en el Erasure Head lynchiano.
No obstante, también trata de destilar algún orden del caos. Lo consigue por medio de dibujos, sistemas cósmicos, una filosofía ecléctica que abarca la mística, la cábala, el budismo, la magia y algunos retazos de ciencias. Mezcla en la que encuentra energías que se compensan y acciones que siempre volverán. “Cuando odias a alguien, seguro que le pasará algo terrible.”. Darina sabe muy bien de qué habla y siempre perdona a aquellos que antes perseguía, cuchillo en mano.
Mide y delimita espacios tratando de clasificar la realidad incontrolable. Visualiza en ellos las energías por medio de cordeles. Construye cubos, esas vasijas ideales de la razón, y en ellos clasifica pedazos del caos siguiendo varias claves. Con la misma obsesión trató, durante largo rato, de comprender el tiempo. Dos años dedicó a medirlo, apuntarlo, mostrarlo a los demás. Para mi cumpleaños me regaló un par de minutos de su tiempo, sendas hojitas de papel en forma de billete, cada una marcada por el paso automático del tranvía.
En la obra Tecno, cuarenta voces hablan simultáneamente. Otra vez trabaja con el ritmo, las emociones incorporadas en las letras y sílabas de mensajes cortados que deja emerger el orden de entre un amontonado caos.Darina recogió las voces para Tecno al operar su “Confesionario”. Tres personas entran en una caja dividida en tres cabinas; la del centro escucha la voz bondadosa y la voz malvada que se dirige a ella al mismo tiempo desde ambos lados.
Las emociones fuertes son alimento para Darina; las irradia, dominan su destino y permean sus proyectos. Es natural para ella percibir la fuerza del ritmo, cantar y compenetrarse con la poesía, incluso la mala poesía.
Emplea palabras fuertes y conceptos como el amor y el asesinato, el bien y el mal, dar y tomar, construcción y destrucción, vida y muerte. No solamente en sus performances. Después de que inhumara a su madre en el parque Stromovka, ostentando como adorno sus joyas más bellas, la vi morir físicamente en la playa de Valencia. Sentada en medio de un charco de sangre, sin llorar. Dos días más tarde ya bailaba una danza sufí bajo naranjas podridas, en homenaje al enterramiento de su camiseta.
Con su propia sexualidad, trabaja de forma distinta a la de las feministas —prescinde del distanciamiento intelectual y de comentarios intencionados acerca de las construcciones sociales—; se trata de la sexualidad en tanto que fuerza, análoga a la radiactividad que afecta de forma impersonal todo y a todos en un torno. Como cuando vocifera sobre sus sentimientos en los teléfonos públicos, se desnuda en una perrera o se muere de amor por varios seres en un solo momento.
Su creación es igual de intuitiva, ligada con la vida que se autoconsume, con sus inclinaciones y sus pasiones. Es algo que no se lleva mucho, sobre todo en un momento en que tres cuartas partes del funcionamiento y tráfico en el mundo del arte consisten en reflexiones realizadas en representación por curadores y críticos y — no puedo evitar este lugar común— la mayoría de los cuales son varones. Varones de una generación para la que Joseph Kosuth sigue siendo el baremo. Desde éste punto de vista, los artefactos de Darina seguramente podrán parecer ingenuos y cochambrosos.
Este año terminó sus estudios en la Academia de Bellas Artes con un videotarot en el que se desenvuelven simultáneamente veintidós historias, correspondientes a los símbolos de las cartas. Pero en la pantalla siempre pasa sólo el que el espectador haya tocado. Se trata de un comentario respecto al paralelismo de los mundos. Un hecho que, para Darina, no puede entenderse, pero sí aceptarse.
“Me fascina combinar las tecnologías más recientes con los medios más improbables. El tarot, la adivinación psicológica, la performance para vídeo, es decir, el film y el monitor táctil, todo ello supone atravesar la frontera entre la tecnología y el tacto, como cuando un niño indica: ¡Es aquí!”
Darina Alsterová es una agente de la subconciencia. Asigna a la razón el rol del comentarista deportivo que sigue un partido de fútbol creyéndose el mejor especialista que todo lo determina y controla, al tiempo que es arrastrado por los acontecimientos y ni le da tiempo de comentar lo que ante él sucede. Después, le amenaza la locura, el comentarista se rinde y abandona la escena. Es decir que para no volverte loca, tienes que dejar de tomar tan en serio tu propia razón, dice Darina y, con lentitud, se va liando un porro.
Emplea la creación como un atajo entre el subconsciente propio y el espectador. Deja la razón, como al comentarista, esperando fuera. Los participantes de las acciones comentadas tampoco deberían tomar en cuenta la razón. Con ella no llegarán muy lejos.











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