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Gabriel Orozco
Revista Umělec
Año 2007, 2
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Gabriel Orozco

Revista Umělec 2007/2

01.02.2007

Alfredo Flores Richaud | Teoría | en cs de es

A la gloria de los más famosos se adscribe siempre algo de la miopía de los admiradores. Georg Ch. Lichtenberg

Disparar contra el arte contemporáneo: he aquí un deporte de práctica creciente.
Iván de la Nuez. Escritor cubano. Babelia, suplemento cultural de El País.

… Atribuyo a este estado del alma mi repugnancia por los museos. El museo, para mí, es la vida entera…
Fernando Pessoa. El Libro del Desasosiego.


Tres impresiones, que expresan muy bien las citas anteriores, se me juntaron al acceder en el magno Palacio de las Bellas Artes al abstraerme en la exposición retrospectiva de Gabriel Orozco. (1)
La primera impresión es que se trata de una muestra presuntuosa. Las subsecuentes dos impresiones, que intento separar de mis desencantos y de las convicciones incondicionales de la concurrencia deslumbrada por la fama (2) , es que es una muestra amena en su minimalismo a la vez que indiferente en su ostentación.

Soy totalmente Palacio
Hay un culto incondicional y exaltado a Gabriel Orozco que le permite realizar cualquier capricho; aplaudirle cualquier discurso; admirarle cualquier gracia dentro del medio artístico que lo fomenta. (3)
Hay un ejemplo dentro del espacio cardinal de la Sala Nacional del Palacio de Bellas Artes. En medio de la gran pared central y vacía se encuentra el simple trazo del círculo de carbón sobre muro (Estela) frente a la Piedra que cede. Algo que pudo ser atrevido, museográfica y artísticamente, hace varios años atrás. Antes, pero mucho antes de que “lo atrevido” se volviera convencional.
En el nivel de permisividad en el que se encuentra Gabriel Orozco, por el gran reconocimiento internacional (4) dentro de la experiencia vanguardista, ya nada puede ser provocador ni audaz. Dado que la fama tiende a estimarse por encima de lo que se concibe, y lo que se concibe deviene del aplauso incondicional. Por eso ya nada resulta atrevido.
Pero situado en ese nivel de aceptación, dentro de la gran tolerancia del arte contemporáneo, si acaso se puede intentar ser innovador. Lo que significaría empezar por negarse a ser provocador. You know?
Están los otros ejemplos en sus grandes dibujos de frottages sobre texturas del piso del metro parisino o de hojas secas caídas al azar, que son replicados insípidamente de otros frottages y experiencias dadaístas y surrealistas, y de Alechinsky, y de Jaspers Jhons, y de Arp, y de… etc.
La huella de sus manos sobre barro en forma de corazón que, foto incluida, considero muy similar en su intensión al Yo como fuente de Bruce Nauman.
En sus lienzos con impresiones de huellas de pelotas de tenis empapadas en pintura negra y rodadas sobre un lienzo blanco el resultado no justifica el esparcimiento, o la ocurrencia no sostiene la obra. Y además remiten esas “acciones” a las imágenes de Jackson Pollock, vehemente y ensimismado, moviéndose alrededor y a través del gran lienzo del dripping, en la idea de manipular el espacio bidimensional como un todo. O recuerdan la impresión de una huella de llanta de automóvil que hizo rodar Robert Rauschenberg, allá por 1951, sobre un rollo de papel muy largo. Y así sucesivamente surgen los recuerdos de las citas, conscientes e inconscientes, que se despiertan en esta recreación de sucesos artísticos revistos en el tiempo.
Pero aquí, en este espacio presente ahora vanguardista, inmaculado y prestigioso del Palacio marmóreo sólo escucho el otro rollo interminable del alabo y del halago entusiasta.
Ahí están las Mesas de trabajo con diversidad de objects trouvés acomodados de manera conveniente. Entre los que se encuentran curiosidades como las cajas de embalaje abiertas de cierta correspondencia que se le envía al domicilio del artista en Tlalpan. Y que él exhibe con desparpajo junto a algún fierro viejo; una figura plateada y rota; unos cochecitos de juguete, huesos, hojas, pelotas, flechas y otras menudencias encontradas en la calle, recolectadas en algún lugar de sus andanzas por el mundo o, tal vez, recuperadas de su infancia. Objetos que reúne con curiosidad, que guarda con esmero, que depura con cuidado, que ordena con deleite, que exhibe sin necesidad… y sin gracia y sin objeto…


Aciertos en el desconcierto del Palacio
Hay, sin embargo, aciertos admirables en su amplia producción artística. Como lo serían, entre otros, el cráneo con una cuadrícula de ajedrez dibujada a lápiz, propiedad del Museo de Philadelphia; el grabado al aguafuerte de una hoja de loto del natural; algunas pequeñas esculturas de materiales mixtos. La escultura del hueco que forma la mano, creada y extendida por pequeñas paletas de madera. Las acertadas series fotográficas, que son el registro de actos en la realidad, o de momentos de la realidad: El aliento sobre piano, De techo a techo, Reflejo extendido, Isla dentro de la isla, Hoja con clip, Percepción total, la lluvia sobre una construcción en obra negra, la pelota de fútbol ponchada que contiene agua, el reflejo circular del agua sobre la mitad de una llanta en el campo, etc. Visiones de la realidad que son propias de una mente con una sensible capacidad de observación.

Desaciertos en el gran concierto vanguardista
Pero en otro extremo del logro artístico considero los pegotes de envoltorios de cigarros Alaz, los dibujos al pastel sobre papel recuperados de su juventud, las banderas mexicanas pintadas sobre cartón en las que un hueco “sustituye” al escudo nacional, la sala de “esculturas” (Espumas) de hule espuma escurrido. Las series de pinturas geométricas (Árbol de samurai) sustentadas, tal vez, en interesantes juegos geométricos, pero decorativos y triviales pictóricamente hablando, más propias del geometrísmo de décadas pasadas. El video de 29 largos minutos Papalotes en Jhipur, cometas volando en el cielo que remiten, inevitablemente, a las largas tomas cinematográficas fijas y muy prolongadassssssssss de Andy Warhol.
Pero el mayor desconcierto es el desacierto por la mezcla y arbitrariedad de todo el conjunto de la exposición retrospectiva. En la que, según valores de la actualidad artística y prestigiosa, todo deviene posible y por lo tanto arte.

Megalomanías de la expropiación arquitectónica
1. Sombra entre aros de aire.
“Maqueta de tamaño 1:1 de un pabellón arquitectónico para exhibir esculturas” de un arquitecto italiano de la década de los cincuenta.
La vanguardia pasó de apropiarse de ciertas ideas del arte moderno a expropiarse del concepto del ready-made (como la Caja de Zapatos, entre otros muchos otros ejemplos de la contemporaneidad); a adaptarse algo de la expresión del cine en el video; a sustraerse algo de la escenografía en la instalación; a adjudicarse algo del teatro y de la danza en el performance; y también ha usado algo de lo literario en lo conceptual. De tal modo que la noción contemporánea de artes visuales, implícita en el término vanguardia, es muy abierta, pues engloba muchos lenguajes.
De manera que ahora, también, se embarga a la arquitectura. A la que se reproduce o se recrea a tamaño natural dentro de un palacio. Como si esta construcción, Sombra entre aros de aire, fuera un gran readymade tamaño instalación o, según el enfoque, como una escultura monumental bajo techo, o como una arquitectura dentro de la arquitectura. Lo que resulta en admirar, al analizar tanto empeño, una doble “hazaña”:
La arquitectura-escultura-instalación pastiche-modernista-vanguardista construida, exhibida y reubicada dentro de la arquitectura palacete-merengue-art deco. Y lo que, a su vez, resulta hasta en la triple proeza de hacer un malabarismo arquitectónico-artístico-conceptual que deviene una jactancia… y un dispendio. (5)


2. Observatorio
Ese indefinible monumento a la vanidad que construyó en las costas de Oaxaca, que es una interpretación de otro observatorio que existe en Nueva Delhi. Me pregunto si esta construcción, que se encuentra en un paradisíaco lugar del Océano Pacífico sobre un peñasco frente al mar, es una casa, una escultura, una instalación, un espacio para observar el mundo, o todo esto y más. Pero desde mi modesta perspectiva sólo echa a perder, precisamente, el esplendoroso paisaje, o esa parte del mundo que pretende contemplar.
Sin embargo también exhibe los planos, las maquetas y las fotos de la construcción del armatoste. Cosas que, supongo, asimismo hay que considerar como arte.

Límites de un sistema artificial
Uno de los riesgos que enfrenta la vanguardia es el de presuponer que con replicar en el museo, por medio de cualquier lenguaje, cualquier experiencia de la realidad se crea arte. Pero eso que puede ser una interesante premisa se debe sostener con una más interesante propuesta. Porque sino sólo se recrea una realidad descontextualizada con un lenguaje ajeno a lo visual.
La infinita realidad y su percepción pueden ser toda una limitante para su representación artística si sólo se logra expresar el concepto o la casualidad sin una forma válida que lo contenga y justifique, esto es que lo exprese. Por lo que entonces deviene en una idea sin mayor trascendencia o en una ocurrencia de apariencia espectacular.
Por eso al ver la amplitud de miras, lenguajes, medios, ambiciones y soluciones exhibidas en el museo y expresadas en las notas de los cuadernos de Gabriel Orozco, registradas en sus bosquejos, en los diagramas de algunas de sus exposiciones. Al ver todo ese ahínco y diversidad, entonces se me vino a la mente, como una luz dentro de la perplejidad, una reflexión de Paul Valéry:
“El pensamiento consciente de sí mismo se hace de sí mismo un sistema artificial”.

“Un sistema artificial”… Eso explica de manera clara y convincente algunas de sus obras, así como una idea general de la vanguardia personificada en esta exposición retrospectiva que ocupa todas las salas del Palacio de las Bellas Artes.




(1) Exposición que permaneció del día 29 de noviembre de 2006 al 28 de febrero de 2007.
(2) Una visitante exaltada escribió en el libro de visitas de la exposición: “Yo te amo Gabriel”.
(3) “El éxito y el prestigio generan conformidad y nos inducen a interpretar el arte siguiendo las directrices de nuestra cultura y a aferrarnos con tenacidad a ciertos comportamientos”.
Suzi Gablik. ¿Ha Muerto el Arte Moderno?
(4) Gabriel Orozco recibió el pasado noviembre el premio BlueOrange como reconocimiento a su trayectoria. “Uno de los premios más prestigiosos para artistas visuales que se entrega en Alemania por segunda ocasión”.
(5) En una información de Blanca González Rosas en la revista Proceso número1581
se lee lo siguiente: “Considerada por Gabriel Orozco como una tía (Proceso 1569), Mercedes Iturbe (Directora del Palacio de las Bellas Artes cuando se organizó e inauguró la muestra) desplegó en todas las instalaciones del MPBA una exposición retrospectiva del artista que ocasionó gastos por 3 millones 836 mil 748 pesos –información otorgada por el INBA a través del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública… Con cantidades como 700 mil pesos gastados por el traslado de obra del extranjero a México, 126 mil en las impresiones fotográficas de obra que se exhibe en la exposición, 67 mil en la reproducción fotográfica en sala y 11 mil 970 gastados en el arreglo floral para la inauguración de la exposición, entre las cantidades sobresalen los 811 mil 800 pesos gastados para el catálogo. Destacan no sólo por el monto, sino muy especialmente porque es un gasto que privilegia principalmente al artista, a sus promotores comerciales y a sus coleccionistas”. Pero no necesariamente al público y a la ciudadanía, añade Blanca González más adelante.





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