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Dislocación SimbólicaRevista Umělec 2007/201.02.2007 César Martinéz | Ensayo | en cs de es |
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La cuestión del canibalismo ha variado de significados y contenidos culturales, diversas disciplinas se han aproximado a su estudio e interpretación, abordando desde distintos puntos de vista sus orígenes y funciones. El artista César Martínez Silva (Ciudad de México, 1962) ha llevado a cabo desde 1993, una serie de acciones llamadas perforMANcenas, las cuales ha repetido en diferentes partes del mundo a lo largo de trece años y en ocasiones han variado de acuerdo al lugar donde se presentan y los acontecimientos políticos vigentes. Estos performances están formulados sobre una trama similar que incluye la participación en un sacrificio y canibalismo simulado donde el objeto a consumir es un cuerpo hecho de gelatina o chocolate.
La aguda problemática política, económica y social de México durante los años noventa, llevó a varios artistas a trabajar sobre un contexto de corrupción y violencia que señalaba el fracaso de las instituciones para dar soluciones concretas a problemas específicos. El cuerpo humano fue utilizado como una imagen del cuerpo social donde se representaban distintas problemáticas como la corrupción, la polarización, la identidad, la diversidad sexual y la muerte. En situaciones de estabilidad el cuerpo se representa como un sistema ordenado, una unidad, que al ser atacada por una enfermedad entra en un estado caótico, y el malestar se muestra en la fragmentación de los elementos que lo constituyen. En sus acciones, César Martínez ha utilizado la metáfora del canibalismo y la dislocación simbólica para articular un discurso en contra de la identidad fragmentada, el ascenso del neoliberalismo en México, el imperialismo económico norteamericano y como signo de alteridad en la adscripción a Occidente. Estos indicadores lo llevaron a presentar a América Latina en las perforMANcenas como un cuerpo sacrificado (cuerpo significado, prefiere llamarle) víctima de la amnesia, del inconsciente caníbal colectivo. EL CANÍBAL ENTRE NOSOTROS Las perforMANcenas emplean el valor simbólico del caníbal como principio organizador y denominador común, una situación que habla de “el otro” y de nosotros mismos, del adentro y del afuera, de devorar y sobre el miedo a ser comido; es una metáfora de la alteridad que implica una condición terrible por su contenido de tabú y objeto de deseo por asociación al consumo. Desde las primeras representaciones etnográficas de América, la figura del caníbal iniciará un modelo de apropiación determinante en las narrativas de Occidente. No obstante el “monstruo caníbal” de los orígenes en el discurso colonial, una construcción ideológica producto de la teratología medieval y los relatos grecolatinos sobre la alteridad, el antropófago sufrió profundos cambios que cuestionaron el poder para representar, enunciar y dominar. En un primer momento, el caníbal justificará moral, religiosa e intelectualmente la colonización señalando sus contradicciones; más adelante, será empleado como signo contracultural de la condición poscolonial en las relaciones con el exterior y principio fundador de identidades. En nuestros días, el análisis poscolonial se ha ocupado de la manera en que la globalización ha integrado culturas, en la fragmentación y descontextualización, a partir de sistemas financieros, regímenes de comunicación y entretenimiento que generan nuevas estructuras, objetos y prácticas culturales de carácter híbrido; lo cual incluye valores compartidos a partir de los mitos que fundó la modernidad tecnológica y su normatividad sobre la manera de organizar el lenguaje. Dentro de este simulacro de verdades establecidas, que inscribe al mundo en un sustrato de prácticas compartidas, el mito del salvaje civilizado, del salvaje noble, restaura continuamente sus formas de representación en aquellos individuos que justifican el derecho a someter a otros; ubicándonos –en palabras de Martínez- como “testigos oculares de quienes destajan cuerpos, actores pasivos de una trama caníbal.”. Las acciones de este artista consisten, en gran medida, en la puesta en acto de esta posición social extendida, donde el cuerpo de gelatina funge como una imagen del cuerpo social y como espacio de manifestación política. RE-PRESENTACIÓN Las perforMANcenas reproducen la condición de una “civilización” compartida, supuesto digno de imitarse, para cuestionar -en la repetición- el modelo histórico de una autoridad colonial ambivalente. Con la intención de hacer que los españoles se comieran al indio y el primer mundo al tercero, en Amé Rica G-Latina (1999), la primer perforMANcena llevada a cabo en España, César Martínez “escultococinó” una gelatina en el Cuartel General del Ejército Español con ayuda de varios militares e invitó a consumir a los asistentes la representación del cuerpo de un indígena contemporáneo. Al efectuar una lectura paródica de una situación traumática cultural, se intenta generar fracturas en los elementos a los que se atribuye significación, como discontinuidades que alteren constantemente el orden establecido. Las perforMANcenas extienden la parodia a la introducción de diferentes elementos visuales con cierta carga cultural, a los que estamos acostumbrados, que se ofrecen como el espacio donde se muestra y se genera una relación social mediatizada por imágenes que se presentan como la sociedad misma y sus instituciones, como una presencia que nos advierte los límites en los que el poder tiene lugar. César Martínez se presentó, en una de las primeras acciones, con banda presidencial, delantal de carnicero ensangrentado, pelo largo, barba y una playera estampada con el corazón sangrante de Jesucristo; en otra ocasión, desnudo con pasamontañas -en una clara referencia al EZLN-, realizando extracción de corazón como sacerdote azteca y portando al final un delantal de cocinero blanco; o recientemente, como la muerte ataviada con sombrero de charro y calzoncillos estampados con la bandera de los Estados Unidos. El elemento del humor es empleado al fragmentar el sentido de las palabras, por medio del doble sentido y el albur, para poner en duda los códigos culturales, intentando minar los límites desde el interior y mostrar el rumbo hacia una identidad en transición, entendida como construcción colectiva, con énfasis en la movilidad y el cambio. No obstante los procesos de rearticulación y normalización del capitalismo, cada elemento que integra las perforMANcenas, intenta la inestabilidad del sistema ideológico dominante al poner en evidencia la posibilidad de continuas alteraciones y fracturas. INCORPORACIONES El cuerpo en las perforMANcenas funciona como un proceso de crítica y significación social, una metáfora del territorio americano que muestra la estructura de la mente para explicar y comprender la manera en que visualizamos nuestra relación con el entorno. Las acciones de César Martínez terminan cuando se invita a los asistentes a “escoger su parte favorita: norte, sur, este, oeste”. La utilización de metáforas asigna relaciones entre distintos planos de explicación, es el espacio de negociación e intercambio que se sitúa en los intersticios de los discursos establecidos. En algunas perforMANcenas se emplea la figura “metabolismo socioeconómico” como extensión del metabolismo biológico, en tanto los sistemas de producción transforman materias primas en productos y servicios, en energía y basura. Para César Martínez, el metabolismo de nuestro cuerpo y el metabolismo socioeconómico se reúnen por medio de la ingestión de metáforas que operan como alimento. De esta forma, el objeto artístico toma una dualidad de objetos consumibles-preposiciones expresables (comer/ hablar), donde lo concreto y lo imaginario tienen el mismo sentido de consumo. De tal forma, el consumo constituye un sistema de relaciones en continuo intercambio, donde cuerpo y lenguaje participan en la articulación de su diferencia: por un lado las cualidades físicas y relaciones concretas, por otro, los atributos ideales señalan acontecimientos mentales. Las perforMANcenas, al metaforizar el cuerpo lo convierten en escenario y manifestación política que expresa el carácter de reversibilidad simbólica de lo social, donde el arte y la vida se reúnen a partir de una doble connotación cultural en el consumo de bienes simbólicos y el cuerpo consumido por el capital.
01.02.2007
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