Revista Umělec 2007/3 >> Las Abstracciones de la Realidad de Daniel Richter | Lista de todas las ediciones | ||||||||||||
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Las Abstracciones de la Realidad de Daniel RichterRevista Umělec 2007/301.03.2007 Meike Behm | Entrevista | en cs de es |
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Frente a la exhibición individual a gran escala del pintor Daniel Richter en el Hamburg Art Center (Kunsthalle), el autor, Meike Behm, nos presenta una selección de piezas abstractas y figurativas con el objeto de encontrar los temas principales en la obra del artista.
Establecido en Hamburgo, el artista de 45 años Daniel Richter utiliza la pintura, entre otras cosas, para acceder a los temas y fenómenos políticos desde principios del siglo XX, al presente. Su exhibición retrospectiva en gran escala en el Hamburg Art Center muestra que este razonamiento ya jugaba un importante papel en sus obras tempranas producidas en los años 90. La exhibición está ampliamente distribuida en dos niveles: mientras que las pinturas en el nivel superior son más abstractas, las exhibidas en la planta baja representan sus obras más figurativas creadas a partir del año 2000. No se les presenta a los visitantes un concepto de exhibición estrictamente cronológico, subrayando, de esta manera, el punto de vista del artista de que “todo, casi todo… es una abstracción”.(1) La exhibición hace énfasis en la posición independiente que la pintura de Richter ocupa entre sus contemporáneos como Peter Doig y Neo Rauch y los representantes de la así llamada Escuela de Leipzig. A pesar del hecho de que la literatura presenta al año 2000 como el punto de quiebra hacia mayores obras figurativas, la muestra de Hamburgo acentúa la relatividad de esta posición: por un lado, las pinturas tempranas de Richter ya contenían elementos figurativos y, por otro lado, el artista selecciona títulos para cada una de sus obras, básicamente proporcionando instrucciones sobre cómo leerlos. Mientras que algunos de ellos son explicativos, muchos otros crean ambigüedad. Narrativas, referencias a asuntos de actualidad y la exploración de diferentes técnicas de pintura, estos tres elementos constituyen el “perfil” de su obra, como los siguientes ejemplos demostrarán. De acuerdo a Richter, “al final no hay diferencia entre la pintura abstracta y la figurativa, exceptuando las maneras en las que puede ser decodificada. Los problemas de cómo distribuir la pintura sobre una superficie son siempre los mismos. En ambos casos, es el mismo método que se manifiesta en diferentes formas”(2) Para Daniel Richter, el expresionismo abstracto de los años 50 fue enormemente liberador. En 1995, empezó a producir imágenes de intrincadas formas de color a las que algunas veces les aplicaba pintura escasamente, mientras que en otras, aplicaba gruesas capas. En contraste con aquellas de Jackson Pollock, sus obras, entre otras cosas, llevaban títulos figurativos. Tomemos, por ejemplo, la imagen llamada Fool on a hill (Tonto de la Colina), creada en 1999, que invariablemente traerá a la mente la popular canción de los Beatles. Expresivas formas de color perfilan las rocas en la base de la imagen. Sobre ellas, una masa de coloridas formas orgánicas se acumulan alrededor de un centro de brillantes colores pastel. El artista explica que el Fool on the hill en cuestión es el arquitecto y universalista Americano Richard Buckminster Fuller. El término “universalista” se refiere a alguien “que no se esfuerza por alcanzar algo de la tierra al espacio centrífugamente; él se asoma al centro del conocimiento desde fuera y tiene que basar su razonamiento fuera de la tierra, con el objeto de presentar propuestas realistas”.(3) Esta insistencia en una perspectiva externa forma los cimientos tanto de la fascinación del publico con Fuller, como de la irritación que causó. De forma similar, el Fool on a hill de Richter se encuentra entre estos dos extremos del espectro: es atractivo e indefendible. La pintura Addressing the Nation (Mensaje a la Nación) (1988) revela relaciones comparables entre el título y la pintura en sí misma (relaciones que también oscilan entre lo concreto y lo abstracto). Presenta al espectador una estructura completamente abstracta de colores luminosos, separados algunas veces por contornos claros, mostrando cambios abruptos en otras ocasiones. El título, de alguna manera impresionante, como quiera que sea, hace que la pintura parezca concreta. Poco antes del final del Siglo XX, la idea de Addressing the Nation se había vuelto obsoleta. El título de la pintura se refiere a los discursos publicados en 1808 por el filósofo Alemán de orientación nacionalista Johann Gottlieb Fichte quien los pronunció durante la ocupación Francesa de Berlín en Diciembre de 1807. En sus discursos, Fichte urgía a sus oyentes y lectores a regresar a su “naturaleza Alemana”. Tras las experiencias de dos guerras mundiales, y del Nazismo en particular, un político dirigiendo un “Mensaje a la Nación”, sin importar de qué nación se trate, no puede hacer tales demandas, las que, cada vez más, se pierden en el ruido de los códigos y eufemismos políticos. En contraste con la pintura Addressing the Nation, la mencionada Fool on the hill ya daba indicios de reflejos en la función de los ornamentos, un tema recurrente en las pinturas figurativas de Richter producidas después del año 2000. Sin embargo, los ornamentos invariablemente ejecutan una función reflexiva, en lugar de una decorativa, en tanto que el artista los aplica a figuras con el objeto de resaltar sus sentimientos internos. El mismo Daniel Richter afirma, incluso en sus obras tardías, que estas piezas son “prisioneras del ornamento”.(4) Su decisión de pintar mas figurativamente, dice, se debe a su vinculación con la pintura Francesa de finales del Siglo XIX, especialmente Vuillard, Bonnard y Valloton. Sus cuadros veían al artista como alguien “que está (sic) estirado entre la fotografía, por un lado, y (…) las así llamadas, culturas extra-Europeas, por el otro.”(5) La pintura The Enlightenment (La Iluminación) (2005) sirve como ejemplo de una obra en transición diseñada para unir los aspectos ornamentales discutidos, la filosofía del Siglo XIX y un reflejo sobre el periodo en el cual las obras de arte son creadas. Forma parte de una serie de pinturas producidas en 2005 que muestran una figura vista desde atrás, Warn, Foyerim, 1937 legitimate criticism y Headbanger pertenecen a la misma serie. Utilizando el motivo de la figura vista desde atrás, Richter hace de The Enlightenment parte de una tradición que es arte-históricamente encadenada con la obra de Caspar David Friedrich The Wanderer above the Sea of Fog (El Viajero sobre el Mar de Niebla) (1818), propiedad del Kunsthalle en Hamburgo. La figura de Friedrich del viajero nos señala la experiencia subjetiva de inmensidad que ofrece un espectáculo conducente a la experiencia de lo sublime en la naturaleza. Colocado al centro de la imagen, el viajero, funciona como una figura de identificación para los observadores, quienes son, adicionalmente, llevados a experimentar la luz y lo infinito de una forma religiosa. Contra este marco de referencia, parece que la pintura de Daniel Richter está formulando una reflexión en el estado de la iluminación en un momento en que el hombre se ha convertido en un “prisionero del ornamento”. La obra interroga sobre cómo los individuos pueden utilizar actualmente su propia razón dentro del espíritu de la Iluminación y no verse presionados por la moda y el vaivén de los tiempos. Contrastando con la pintura de Caspar David Friedrich, la perspectiva central no conduce hacia un sublime paisaje sino que está enmarcada radicalmente por una área monocroma negra. La figura que se muestra desde atrás esta arrodillada frente a un muro negro, levantando tentativamente su mano derecha. El titulo hace que el observador se cuestione qué constituye “la Iluminación” aquí. La figura puede entenderse como una alusión contemporánea a la Iluminación; vestida con prendas ricamente decoradas y frente a la superioridad del espacio impenetrable, hace una reverencia y agacha la cabeza. En el Siglo XXI, los logros de la Iluminación como el libre pensamiento y el auto determinismo en la acción chocan contra las paredes. Los fundadores del libre albedrío, para el capitalismo moderno incluye el dominio del espacio sobre el tiempo. Atrapado en patrones conformistas de comportamiento, el individuo asexuado, sin rostro, no puede hacer nada sino caminar a ciegas hacia esta superioridad del espacio. Una mirada a las pinturas abstractas de Richter nos indica inmediatamente que una pintura solo puede ser una abstracción de la realidad. Mas allá de los temas discutidos, siempre pueden ser vistas como un reflejo de las posibilidades de representación. Tales materias continúan presentes en la obra de Daniel Richter hasta el presente; Sin embargo, desde el año 2000, también se ha enfocado, cada vez más, en los temas sociales contemporáneos. Al mismo tiempo, sus más recientes obras son “políticas” solamente en cuanto a que muchas de estas imágenes –como Phienox (2000), Tuanus (2000), Dog Planet (Planeta Perro) (2002) o Lonely Old Slogan (Viejo y Solitario Slogan) (2006)- son reseñas de eventos que cuestionan situaciones, más que estremecedoras obras de arte. En varias de las piezas recientes de Richter, seres humanos solitarios aparecen como individuos parecidos a mascaras que se subordinan a la masa monolítica y se comportan como si fueran controlados a distancia. Raramente son descritos por su apariencia individual; las acciones los definen en lugar de sus expresiones faciales, sin importan si son victimas o victimarios. En la obra de gran formato Tuanus (2000), Daniel Richter presenta un operativo policiaco en el Parque Taunus de Francfort. En los años 80, tales operativos se llevaban a cabo contra los consumidores de droga en éste cinturón verde urbano. El tamaño de la pintura y la selección del tema son evocativos de la pintura histórica, que llegó a tener mucha mayor importancia que la pintura de paisaje o el retrato. En contraste con la pintura histórica clásica, que generalmente era comisionada por un gobernante aristocrático quien quería ver sus heroicos logros de guerra resaltados, las obras históricas de Daniel Richter tienden a ver la historia críticamente. Ya de por sí, la selección de títulos representan la abstracción de una designación concreta, Tuanus, por ejemplo, es un anagrama de Taunus. Solamente el uso de contornos así como de formas de cuerpos más claras u oscuras permiten que las personas representadas en Tuanus sobresalgan de entre la masa de parches multicolor que los rodean, los que representan tanto flores en el ambiente como las copas de los árboles sobre ellas. Ni los presuntos consumidores de drogas ni los policías tienen rostros individuales; los órganos del estado solo pueden ser reconocidos gracias a sus uniformes y sus gabardinas negras. Muchas de las pinturas de Daniel Richter, incluyendo ésta, están basadas en fotografías de la prensa diaria. Al traducir una imagen que muestra la vida real en una pintura que modifica el evento pasado, Richter siempre parece expresar una gran sorpresa, frente al hecho de que, por un lado, un evento y una fotografía que lo representa solo parcialmente, coinciden y, por otro lado, que dichas imágenes se han convertido en una parte integral de la sociedad en el Siglo XXI. Uno podría concluir, entonces, que las pinturas de formas de color abstracto en la obra de Daniel Richter pueden ser leídas figurativamente en conjunción con sus respectivos títulos. Similarmente, y nuevamente a través de la correspondencia entre titulo y obra, las representaciones concretas son convertidas en abstractas. Es comprensible que Richter afirme acerca de muchas de sus obras que algunas veces, cuando termina una pintura, no recuerda lo que inicialmente lo motivó a pintarla. “El observar al mundo es mi pasatiempo”, esta declaración hecha por el artista anima al observador a reconocer en sus obras, tanto en la figurativas como en las abstractas, evidencia de una reflexión sobre diferentes tópicos y aspectos de los tiempos que lo afectan. Aun si pinturas como Adressing the Nation y Tuanus, o las obras Dog Planet y Lonely Old Slogan, que no han sido discutidas aquí en mayor amplitud, pueden leerse como declaraciones acerca de interrogantes socio-políticas, y dada la complejidad de la audiencia actual aun no queda claro lo que los observadores interpretarán, independientemente del mensaje que el artista haya pretendido comunicar. Después de todo, como Richter mismo lo expresa, la audiencia reconoce el realismo en las imágenes porque al acercamiento es oportunista. En este sentido, quizás deba seguir tratando de convencerlos de que lo opuesto es el caso. O debe ceder ante la orden de su recientemente fallecido colega Jorg Immendorf y dejar de pintar de una buena vez. Esperemos que no lo haga. (1) Die Palette 1995-2007, catálogo de la exhibición de Daniel Richter, p. 161. (2) Daniel Richter, “al final no hay diferencia entre la pintura abstracta y la figurativa”, conversación con Jens Ronnau, en Kunstforum International Vol. 168, Enero-Febrero 2004, p. 265. (3) Joachim Krausse y Claude Liechtenstein (eds.), Richard Buckminster Fuller, Your Private Sky, el Diseño como el Arte de la Ciencia, Zurich 2000, p. i11. (4) Daniel Richter, en Kunstforum International, op.cit., p. 271. (5) Ibíd., p. 267.
01.03.2007
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