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Un lugar frente al cuadroRevista Umělec 2008/201.02.2008 Lenka Vítková | Teoría | en cs de es |
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Maria Lassing en la Serpentine Gallery, Londres. Curadores: Julia Peyton-Jones y Hans Ulrich Obrist. Del 25 de abril al 8 de julio de 2008.
La pintora austriaca Maria Lassing (1919) exhibe en Londres. En las paredes de las grandes y elegantes salas de la galería se ven óleos figurativos de gran tamaño, entre ellos autorretratos y desnudos, otras veces figuras esquemáticas de hombres y mujeres sobre fondo blanco o signos de cuerpos en fondos de colores sólidos. Son obras de los últimos tres años, en los que Lassing empleó la pintura como modo de expresión para englobar trazos gestuales dinámicos y planos geométricos abreviados como lección de las vanguardias, con la misma sencillez con la que se sirvió de sí misma como modelo. Lassnig estudió de los años 1941 al 1944 en la Akademie del Bildenden Künste de Viena y de 1970 a 1972 en la neoyorquina School of Visual Arts. Vivió en París, Nueva York y Viena, donde de 1980 a 1997 sería en la Hochschule für Angewandte Kunst la primera mujer profesora de pintura en países de habla alemana. En otros contextos, su sexo se menciona con bastante frecuencia. Entre las anécdotas cabe citar la respuesta del curador Rudi Fuchs a la pregunta de la artista sobre por qué tuvo más dificultades que los colegas de su generación al abrirse paso en el mercado del arte de los años setenta y ochenta: “Porque eres mujer y tienes cierta edad.” Tal vez tenga que ver el método que la propia Lassing denomina conciencia del propio cuerpo o pintura introspectiva— dejó de emplear fotografías y cuando pinta una figura no pinta lo que ve sino lo que siente. Como si, pintando, emergiera desde el interior a la superficie. Este planteamiento la lleva muchas veces a escorzos radicales que en el pasado le valieron la calificación de los críticos de grotesca sin más; Sin embargo, lo grotesco no es una meta sino un producto accesorio de la forma en la que percibimos como espectadores las deformaciones del cuerpo que reflejan la fidelidad de la artista a su instinto. La reducción como principio puede aportar mucho, como en los últimos cuadros en los que Lassing omite el fondo y traza los cuerpos desnudos en el lienzo desnudo de color. Sus cuadros siempre son narrativos, los cuerpos arrojados al espacio vacío confieren a los relatos validez general. Si el cuerpo entero lleva una significación propia, en los cuadros de Maria Lassing la piel es como una máscara. “La carne, la razón por la que se inventó la pintura al óleo,” cita a Willem de Kooning en el catálogo. Las superficies de los cuerpos son como cáscaras o pellejos tirados en la superficie del lienzo. La vejez equivale a más piel, más piel quiere decir más posibilidades. En el grabado Flor del año 1987 el rostro brota del tallo con dos hojas como una máscara plana o una cometa de papel sobre una base en forma de placa que planea frente al fondo oscuro y haría pensar en las visiones de Odilon Redon. La lámina de plástico aparece en los cuadros como una segunda piel, metáfora de las relaciones. La mujer sola, el hombre solo bajo la lámina de plástico, la novia vieja bajo el velo que crea para ella en el cuadro un espacio íntimo, la protege al tiempo que enfatiza su aislamiento. La lámina plástica, igual que el ropaje, enfatiza la fuerza de gravedad, i.e. la acción irremisible de las leyes fisicas, no encubre, sólo separa, adquiere el carácter de material sanitario. Lassing estudió pintura en la Austria nazi, es decir que no conoció la obra de los expresionistas hasta después de la guerra. Llegó al tema del cuerpo pasando por el surrealismo. “En Klagenfurt, donde yo vivía, un jurista escribía poemas surrrealistas. Con él vino el surrealismo a nuestra pequeña ciudad.”* Para Lassing, como para los surrealistas, es importante la diferencia entre el cuerpo-sujeto y el cuerpo-objeto. Entre estos dos polos encuentra los temas del miedo, la muerte, la dependencia, la enfermedad, la lucha. Me imagino a Maria Lassing como una profesora que imponía a sus alumnos exigencias no menos estrictas que las que se dictaba a sí misma. Cualificó, implacable, sus pinturas abstractas de los años cincuenta como Knödelfiguration (Dumpling Configuration); en la entrevista con Jörg Heiser para Frieze 103/2006 designó sus trabajos actuales como pintura “costumbrista” o “drástica”. Desde el punto de vista exclusivamente formal, estos cuadros hubieran podido aparecer hace decenios. Sin embargo, el cuadro de costumbres presenta escenas de la vida cotidiana, en este caso drásticas por su franqueza. Los periódicos abundan en fotografías de hombres volando por los aires en combates cuerpo a cuerpo sobre un fondo verde indefinido. En vez del rectángulo verde Lassing ofrece a sus figuras para luchar el lienzo blanco en el que pierden ambos, la mujer la piel y el hombre el balón inflable. De los lienzos pintados al óleo trasluce la experiencia de la valoración mediatizada de la realidad. En la antesala se proyectan las películas experimentales realizadas por Lassnig entre los años setenta y noventa. Despliegan metamorfosis de formas, relaciones y de la historia del arte, la artista, en disfraces cómicos, narra su vida. Las películas recuerdan todas sus experiencias, representan su nutrido historial plástico. Pero tan pronto entramos en el espacio principal de la galería, el mayor impacto proviene de la presencia exclusiva de los cuadros recientes. El espectador pasa por la exposición esperando algún giro, una liberación, pero en vez de ello tiene que hacer frente a nuevos cuadros que lo mantienen sujeto a los temas antes identificados, quedan a merced de la actitud implacable de la autora respecto de sí misma, después, experimentará algo como un despertar: no es más que eso. Lo único que aparecerá será el lugar vacío que queda frente a los cuadros de esta autora y modelo en una persona.
01.02.2008
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04.02.2020 10:17
Letošní 50. ročník Art Basel přilákal celkem 93 000 návštěvníků a sběratelů z 80 zemí světa. 290 prémiových galerií představilo umělecká díla od počátku 20. století až po současnost. Hlavní sektor přehlídky, tradičně v prvním patře výstavního prostoru, představil 232 předních galerií z celého světa nabízející umění nejvyšší kvality. Veletrh ukázal vzestupný trend prodeje prostřednictvím galerií jak soukromým sbírkám, tak i institucím. Kromě hlavního veletrhu stály za návštěvu i ty přidružené: Volta, Liste a Photo Basel, k tomu doprovodné programy a výstavy v místních institucích, které kvalitou daleko přesahují hranice města tj. Kunsthalle Basel, Kunstmuseum, Tinguely muzeum nebo Fondation Beyeler.
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