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BalkanBeatsRevista Umělec 2008/101.01.2008 Robert Rigney | mundo | en cs de es |
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Es Sábado por la noche en el Mudd Club de Berlín, el Maestro DJ Bosnio Robert Soko está tocando una mezcla de acelerados beats balcanes, metales gitanos serbios como los de Boban Markovic; mezclados con melodías rumanas funky provenientes de los suburbios de Bucarest, la multitud enloquece. Tres chicas balcanas bailan en un vertiginoso torbellino kolo, mientras que un grupo de turistas escoceses con sus faldas brincan frenéticamente sobre el escenario. De repente toca el turno de “Djurdjev Dan” y todos los yugos presentes alcanzan el éxtasis, tomándose del brazo y abrazándose entre si. Una botella de slivovic empieza a circular y todo el mundo toma un trago. Una noche cualquiera en el Mudd Club.
Robert Soko, quien ha estado celebrando éstas fiestas en Berlín por varios años, fue el primero en acuñar el término “Balcan Beats“ que significa una mezcla de música de los Balcanes, metales gitanos serbios, etno-rock, melodías folclóricas re-interpretadas y ritmos electrónicos repetitivos, todo esto mezclado con sonidos occidentales de ska y reggae. Recientemente, el fenómeno ha tomado fuerza en otras ciudades alrededor del mundo donde viven inmigrantes balcanos, de Frankfurt a Viena y de Nueva York a Melbourne. En su mayoría son DJ´s inmigrantes mezclando sonidos de la madre patria pero con un giro occidental. Tema central de este sonido es la música de los gitanos balcanos. Ninguna fiesta está completa sin algunas pistas de Boban Markovic y de Fanfare Clocarlia. Hasta la fecha, no se ha inventado una etiqueta que defina esta tendencia, pero esta comunidad global de DJ´s Balcanos y músicos (en el concepto amplio de la palabra), tienen un sentido de unidad estilística. Conocidos en Frankfurt como el Club Bukovina y en Nueva York como Rock Gitano, aún las bandas del mainstream, como Basement Jaxx, se han unido a esta corriente al incorporar sonidos de viento y cornos Balcanes en su reciente álbum Crazy Itch Radio y al lanzar en su propio sello los álbumes “Gipsy Beats y Balcan Bangers“, que incluyen a los Neoyorquinos Gogol Bordello y la Balkan Beat Box. Haciendo a un lado los actos de la corriente principal, con unas pocas excepciones, los “Balcan Beats” son un fenómeno de inmigrantes, diseminado por los refugiados que huían de las guerras balcánicas, intensificado por la nostalgia del terruño Balcano. El DJ alemán-rumano, residente de Frankfurt, Shantel, liga los Balcan Beats a la música creada en Londres y Nueva York durante los años sesenta por una generación de inmigrantes de las Indias Occidentales que llevaron sus raíces y su música al occidente y crearon la música de salón y el ska. Los “Balcan Beats“ son igualmente un sonido creado en el exilio con un oído en dirección al origen y el otro al pop y rock occidentales. Para entender lo que los DJ´s y músicos de los “Balcan Beats“ están haciendo, es importante conocer de dónde vienen musicalmente. Muchos de ellos provienen de la antigua Yugoslavia, en donde crecieron rodeados del fenómeno musical conocido como “Turbo-folk”, un término peyorativo utilizado para describir un tipo de música popular acelerada, casera, con raíces en la música popular ampliamente conocida en Serbia y Bosnia. El “Turbo-folk“ es un híbrido de las tradicionales melodías rurales y del moderno electro-pop, interpretado tanto por gitanos como por eslavos, caracterizado por teclados maniáticos y aullidos orientales en los coros. Es un buffet de tradiciones musicales, incluyendo música popular de bandas de metales serbias y gitanas, ritmos del Medio Oriente, música pop turca y griega por un lado y por el otro rock and roll y música electrónica contemporánea. El Turbo-folk se deriva de la música folclórica Balcana contemporánea, pero utiliza instrumentos electrónicos en lugar del tradicional acordeón. Posiblemente, el Turbo-folk pueda distinguirse de sus predecesores por su incorporación de elementos occidentales tales como la guitarra eléctrica y los ritmos más pesados, orientados hacia el baile. También, mientras que la música folclórica tradicional canta sobre temas tan inocentes como los hermosos pueblos, campos floridos y amores no correspondidos, el Turbo-folk tomó como sus ejes las drogas, el alcohol, los autos lujosos, la inmoralidad, el adulterio y la venganza, incorporándoles melodías folclóricas, ritmo pesado y sintetizadores. El término “Turbo-folk” fue acuñado al final de la década de los ochenta por el excéntrico roquero Montenegrino Rambo Amadeus, quien pretendía hacer un comentario satírico sobre lo que él veía como un movimiento musical más o menos negativo. El Turbo-folk fue una creación de los años en que se pelearon las guerras Yugoslavas. Fue la expresión musical de un país nacionalista y aislado, llevado a sus rodillas por la hiperinflación; la banda sonora de Serbia en los noventas, un irreverente sonido híbrido plástico celebrando los valores de los nuevos ricos de Belgrado y de su élite criminal, contrabandistas y mafiosos. Se convirtió en el estilo propio de los nuevos -y caros- antros del Nuevo Belgrado, tales como el Folkoteka, y el sonido de las recientemente inauguradas estaciones de televisión, patrocinadas por Milosevic –TV Pink y TV Palma- que transmitían videos de Turbo-Folk, de artistas tales como Snezana Babic –Sneki- y Dragana Mirkovic, rebosantes de joyería de oro, autos de lujo y enormes casas nuevas; presentando a mujeres jóvenes ataviadas con los últimos diseños de Versace, pasando el tiempo en los bares y casinos forrados de espejos de los hoteles de lujo de Belgrado –el Intercontinental, el Hyatt y el Metropolitan. La letra de una famosa canción Turbo-folk dice: “Coca-Cola, Marlboro, Suzuki/ Discoteques, guitarras y Bouzouki/ Eso es vida, no un comercial/ Nadie la tiene mejor que nosotros”. Las cantantes del Turbo-folk, son, generalmente, mujeres de largas piernas vestidas con mini faldas ajustadas, Wonder-Bras y mucho maquillaje. Al mismo tiempo que los gángsteres se apoderaban de Belgrado, el Turbo-folk ganaba adeptos, convirtiéndose en la música de elección de los jóvenes cabezas-rapadas conocidos como los “Dizelasi“ debido a su afición por la ropa de marca Diesel y por el contrabando de combustible del que obtienen su dinero. El “Turbo-folk”, dice Petar Popovic, director de la gubernamental compañía grabadora en 1994, “es el sonido de la guerra y de todo lo que la guerra trajo a este país. Representa todo lo que le ha ocurrido a este país en los últimos años”. Es curioso notar que el “Turbo-folk“ es frecuentemente calificado como un conductor de la ideología nacionalista y sin embargo, la música “Turbo-folk“ era desesestimada por los nacionalistas conservadores serbios como parte de un indeseable aspecto “turco” de la identidad que había que arrancar de raíz o, como parte de una igualmente repulsiva “Teheranización” de Serbia. También es necesario mencionar que el Turbo-folk, al tiempo que es admirado y copiado en otros países Balcanes, tiene contrapartes en su territorio: chalga en Bulgaria y manele en Rumania, todas ellas igualmente controversiales y ridiculizadas en los medios y por las audiencias orientadas hacia el occidente. Para muchos, la diáspora de DJ`s girando “Balkan-Beats y Turbo-folk“ es vista como una especie de vergüenza, algo que se debe vigilar de cerca. Para los aficionados a la música balcana, el Turbo-folk es un veneno, una plaga musical que se ha extendido desde Serbia hasta Bosnia, a Bulgaria y Croacia, Macedonia y aún Rumania, nivelando todo a su paso, con sus ritmos sintetizados de producción barata. Desde la perspectiva de los individuos urbanos, progresistas, de los balcanes que han crecido al ritmo del rock and roll occidental, toda la actitud Turbo-folk es vista como algo repugnante. Sus simpatizantes son descritos como primitivos, cabezas rapadas, vagos y obreros cargados de cadenas de oro, toda una ofensa contra el buen gusto. Al mencionarle el “Turbo-folk“ a cualquier Balcano cosmopolita que se respete lo veremos hacer muecas de repulsión. La noche anterior a la cita con el DJ Robert Soko, pasé la tarde en la Discoteca Hollywood, un club Yugo en la Potsdamerstrasse de Berlín, notorio por las golpizas entre sus clientes serbios y bosnios, las ocasionales balaceras y acuchillamientos. Esa noche, vi al cantante Seka Aleksic, un buen ejemplo del Turbo-folk, dar una serenata a una audiencia en su mayoría Serbia (cabezas rapadas, cadenas de oro colgando), consistente en baladas de lamento folclóricas e himnos turbo-gitanos. Le mencioné a Soko lo que había visto anterior a nuestra entrevista y sólo se encogió apenado. “Los Yugoslavos están divididos entre la gente que ama esta música “narodna” y la gente que no la ama”, dice Soko, “nosotros pertenecemos a la segunda categoría. No la odiamos, pero no es en lo absoluto nuestra escena. Tratamos de representar la música étnica de otra forma, fusionada con otros estilos musicales, estilos occidentales. Creo que esta es la principal diferencia. Yo nunca toco esa mierda de Turbo-folk”. Soko creció en Zénica, Bosnia, escuchando música occidental, rock and roll, punk y ska. En su juventud, no podía soportar la música étnica. La llamaban música “naradna” en Yugoslavia, música nacional o música “folk”. Se escuchaba a diario en todas las estaciones de radio de Bosnia y la mayoría de los jóvenes en el círculo de Soko se sentían molestos ante ella, irritados por ella; era la música dominante de la antigua Yugoslavia y no tenía ningún significado para Soko y sus amigos. En 1990, Soko abandona Bosnia y se traslada a Berlín. Empieza a trabajar como taxista y en las noches frecuenta Arcanoa, un bar punk en Kreuzberg con sus amigos Yugos, principalmente, dice, debido a que todos ellos fumaban hashish y alguien tenía un conecte en el bar. El Arcanoa se convirtió en su domicilio. “Era un refugio contra esta mierda de música Turbo-folk”, dice Soko, “descubrimos un lugar donde uno podía ser musulmán o Bosnio-católico o Serbio, donde la nacionalidad no jugaba un papel. Y es que en esos tiempos la nacionalidad era un tema muy caliente. Ser serbio o ser un croata era muy importante. Pero no lo era para mi y no lo era para muchos otros. En ese lugar podíamos identificarnos con nada”. Después de un tiempo, a Soko se le ocurrió la idea de pedirle a la propietaria del Arcanoa si podía tocar algo de su música Yugoslava. La dueña accedió, por simpatía hacia los refugiados, así que Soko empezó a tocar su música Yugo. Les daban la cerveza gratis y cincuenta Marcos Alemanes por actuación. En ese tiempo, todo lo que Soko tenía eran cintas. Rock yugo, new wave, punk, ska, la música con la que había crecido. Celebraban los días de fiesta socialistas, el cumpleaños de Tito, el Día de la Mujer, el Primero de Mayo. Las fiestas eran una mezcla de ironía y nostalgia. Soko quedó sorprendido de la cantidad de gente que acudía a las fiestas, puesto que la nostalgia por el socialismo Yugoslavo no era precisamente lo “in” en esos días en que el nacionalismo balcano aumentaba. Aún así, las fiestas crecían. “Gradualmente empecé a darme cuenta que habían muchos de nosotros a los que nos gustaba la idea de no pertenecer a ningún grupo nacionalista”, dice Soko, “ser nada, ser un berlinés”. Así, después de vivir en Berlín por un tiempo, Soko se encontró regresando eventualmente a sus raíces musicales étnicas balcanas, las mismas que había rechazado cuando joven en Bosnia al revelarse contra la principal corriente Turbo-folk. Esto fue gracias a dos figuras: Goran Bregovic y Emir Kusturica; Bregovic reestructuró las melodías gitanas balcanas, haciendo la música digerible para las audiencias occidentales y Kustrica, para cuyas películas inspiradas por los gitanos Bregovic realizó las bandas musicales. Soko y sus amigos amaban lo que Bregovic estaba haciendo, reinterpretando la música balcana que había estado alrededor de Soko y su generación. La amaron y se identificaron con ella. Vieron su propia herencia reflejada en la música y se dieron cuenta de que algo importante estaba pasando, que la música folk, presentada de la manera correcta, era de hecho muy atractiva. Tras tener sus oídos orientados al occidente por tanto tiempo, de repente Soko se dio cuenta que sus propias raíces musicales tenían un innegable valor. De esta manera, Soko empezó a tocar los ritmos gitanos de Bregovic durante sus noches de música Balcana en el Arcanoa y posteriormente en el Mudd Club de Berlín Mitte, la música fue un completo éxito en la pista de baile. Soko vio que las mujeres eran especialmente atraídas por la música de metales gitanos y, puesto que ellas bailaban a su ritmo, lo mismo hacían los hombres. Tocaron más de estos metales gitanos, combinándolos con elementos electrónicos occidentales, klezmer judío, pop turco y el ocasional himno new wave Yugo. La gente se emborrachaba y enloquecía. Los alemanes empezaron a venir a las fiestas, atraídos por las salvajes tonadas gitanas y la exótica y romántica, atmósfera balcana. Se formó toda una escena. Gradualmente, Soko abandonó los días de fiesta socialistas; el punk, el rock y el ska se acomodaban mejor en el escenario. Nacieron los “Balkan Beats“. Soko llevó sus eventos como DJ a otras ciudades, a Paris, Nueva York, Los Angeles. Produjo un par de CD´s, y ahora est8 trabajando en una película: Balkan Beats: a Musical Journey (Viaje Musical). “Todo esto se inició como una pequeña fiesta para refugiados en Berlín”, dijo Soko. “Actualmente, veo que hay cada vez más fiestas Balkan Beats alrededor del mundo, no solo en Europa. De repente se me ocurrió que yo fui el que, digámoslo así, inventó el término. Quizás alguien empezó antes a trabajar con eso. No lo se. Nosotros iniciamos el trabajo con las fiestas. La gente lo amaba, se identificaba con ello. No se lo que pasará. Solamente veo que el interés sigue creciendo y nos hemos convertido en algún tipo de etiqueta, como la salsa, por ejemplo. Ahora, los Balkan Beats se han convertido en una especie de libreto. Cada vez más gente lo está aceptando y diciendo, “Oh si, es sonido Balkan Beats, sucedió por accidente, en realidad”. The Balkan Gypsies. Los Gitanos han jugado siempre el papel de mediadores entre diferentes culturas. En Serbia y Macedonia los Gitanos son muy significativos para su vida musical y son parte obligatoria de todas las celebraciones. Su música contiene un vasto numero de elementos orientales. En el 2005, el crítico de música inglés Garth Cartwright salió a la luz con un libro titulado “Princesa entre hombres” sobres sus viajes entre músicos Gitanos. Escribiendo para el sitio gucafestival.com , describió como en Serbia, los Gitanos absorvieron las tradiciones de las bandas y orquestas de metales balcánicas, las cuales fueron introducidas por primera vez a los Balcanes por la milicia Turca, quien los tenía marchando al frente en sus tropas en orden de intimidar al enemigo. “La forma inicial fue provista por la influencia de las cortes Austriacas en el inicio del siglo XIX,” Cartwright escribe. “El ejercito Otomano o Turco siguió formando sus propias ensambles de orquestas metálicas. El ejercito Janisario las disolvió en 1839, fragmentando los grandes ensambles en pequeñas configuraciones, orquetas.Estos tranfirieron sus servicios a patrones locales, viajando y tocando en reuniones en las afueras (funerales, bodas, circuncisiones y festividades de los dias Santos). La Roma, sumamente apreciada por los Otomanos por sus habilidades en los instrumentos de viento y cuerdas que de seguro estuvieron en las bandas de metales desde el principio, las orquestas provadas fueron tornandose populares en el sur de Serbia, el este de Egea (ahora el norte de Grecia), Macedonia, el oeste de Bulgaria. Serbia se recuerda como la gran “brass powerhouse”(la poderosa casa de los metales). En su libro , Cartwright describe la música de Boban Markovic como “música de espíritu, de vuelo, cosas que vuelven al pasado, pre-Roma, pre-Eslava, volviendo a las lugubres melodías Celtas, que permanecieron vivas como canciones de aldeas y pastores, música que viajó alrededor de Asia con los ancestros de Boban, música misteriosa que absorbe todo y construye algo nuevo que aún en si conserva fuertes vínculos con sus viejas raices.” Un músico que conosco, cuando oyo Boban Markovic por primera vez, nunca lo relacionó del todo con la música gitano-balcana sino más bien con la música Mexicana de los Mariachis. Y esto no es una considencia. Hay una gran similitud entre los mariachis y los metales gitano-balcanos que no es puramente accidental.Los ejercitos Habsburgos fueron los primeros en traer la música de metales a los Balcanes y tambien fueron los primeros en traerla a Mexico. De esta manera la musica de metales en ambos continentes se desarrolló de manera semejante. Y esto no es solo el caso de Mexico y los Balcanes sino también de Brazil, Africa e India cuando el colonialismo trajo con las bandas de la milicia y la iglesia los metales que fueron adoptadas por los locales. La milicia y la Iglesia Europea fueron los principales exportadores de música alrededor del mundo. Locales de toda Asia, Africa y las Américas fueron entrenados en la línea de las bandas (marchas) del ejercito como parte del colonialismo.Las bandas oficiales se convirtieron entonces en las bandas del pueblo y ya para el siglo XX la mayor parte del mundo compartía un arraigado conocimiento de los metales. Asi todas las bandas de metales tienen conección con algún otro lugar. Todas ellas están basadas en los mismos elementos. La música de metales en Serbia, de la cual los Gitanos son los maestros del “Trubace que biene de Truba que significa trompeta” no es un entretenimiento pasivo.Los Serbios no solo ven simplemente tocar a los Gitanos, como si se viera por televisión un juego de futbol . Ellos se involucran también en las actividades, bailan , postrandose frente a los músicos, abrazandolos, y cubriendolos tanto a ellos como a sus instrumentos de dinero y propinas. Los Serbios guardan un deseo general de que los Gitanos expresen el espíritu Serbio mediante su música. Sobre todo con grandes cantidades de alcohol, los Servios experimentan una forma de trascendencia. Asi mismo los Gitanos son bienvenidos en cualquier ocasión, desde bodas o funerales hasta bautizos. Al centro de los Balkan Beats está la música de los gitanos balcanos, esta música ha existido durante siglos en los Balcanes. De propiedad comunal, se toca en bodas, funerales, circuncisiones, bautismos; se interpreta en las calles y en lugares públicos; una música entretejida en la urdimbre social balcana y su psico popular; una expresión del alma y una música interpretada con el corazón por un pueblo que, tras cientos de años de transmigraciones, mezcló diferentes estilos musicales del Este y del Oeste, con instrumentos abandonados por la liturgia Bizantina y las bandas militares de los Otomanos y los Habsburgos; música que hasta la fecha, no ha formado parte de la cultura pop occidental, dejando a Bregovic, los DJ´s y los músicos Balkan Beats para que la impulsen hacia un tipo de credibilidad global pop, sea esto para bien o para mal. The Guča Festival Para la mas intensa expresion de este tipo de cercania al mistisimo de la musica de los metales, es suficiente con ir al Guča Festival . Al final de cada Agosto el pueblo Serbio de Guca, con tan solo 1500 habitantes, atre a un cuarto de millon de Serbios por tres dias. Vienen al pueblo para ver las bandas de alrededor de toda Serbia tocar y competir por el premio al mejor trompetista, a la mejor banda de metales y asi sucesivamente. Es una ocasion de salvaje despreocupación y se llegado a describir como el “Woodstck” de la música de metales. Imagina que estás en un carnaval Inglés, como el carnaval de Notting Hill, calles abarrotadas, taquillas, restaurantes improvisados, tiendas, todas vendiendo cualquier cantidad de artículos tradicionales del arte Serbio , artículos hechos a mano y trajes folkloricos Serbios, trompetas Serbias y música turbo-folclórica, instrumentos para las fincas, sombreros Chetnik y camisetas con disenos de criminales de guerra formalmente acusados en ellas. Puedes probar los juegos de fuerza o las perillas de boxeo, el maiz asado, cevabcici, lechon a las brazas, algodon de azucar y música proveniente de todas direcciones, docenas y docenas de bandas de metales Serbias y Gitanas marchando en forma por las calles, tocando por propinas en retsaurantes y compitiendo con otras bandas por la atención de la gente. En todo lugar los toldos son colocados e instantaneamente los restaurantes son creados. Aquí entran las orquestas, rodeando las mesas con su música. Si los ocupantes de la mesa quieren música empiezan a mostrar estos sus billetes Serbios “dinars” frente a los músicos y entonces el sonido se empieza a acelerar. Cuando la atención en la mesa se pierde los músicos buscan otra en la cual tocar. Describiendo Guča el músico y Dj de música Balcana Shantel dijo: Guča es un caos. Es una situación anárquica en donde hay demasiado alcohol y demasiada comida, no estoy hablando de simples platillos, estoy hablando de vacas enteras en los asados. Es algo demasiado primitivo, pero en una forma positiva. Es sobre nacionalismo. Es para la mayoría de los Serbios una festividad nacionalista, tan fuerte para el ala izquierda como lo es tambien para el ala derecha. Es también muy sexual. Entonces tienes ahi por tres dias un area fuera de orden y control, en donde suceden peleas y riñas. Es totalmente cierto. Habiendo dicho esto, la esfera no es para nada tenebrosa o amenazadora. La gente es totalmente amistosa y efusiva, como forastero que uno es estando en Guča, asi como para los Serbios significa lo mejor de la cultura Serbia, la cara real de Serbia y están felices de compartirla con extranos. La única paradoja verdadera que puedo ver, es el extremo sentimiento nacionalista que atrae, y como el escritor Garth Cartwright especificó. “Los productos puros de Serbia deliran y zumban en los mitos nacionalistas hasta el sonido de los músicos Gitanos, verdaderos internacionalistas echos por cierta paradoja“ pero luego todo sobre Guča desafía al racionalismo. Podría también ser interesante mencionar algo acerca de la formacion de Guča, como lo es ahora, un gran y loco festival folclórico. El festival comenzó en los 60’s. En ese tiempo todo lo folclórico era grande en Tito’s Yugoslavia y unos pequenos grupos comunistas tenían la idea de empezar este festival como una manera de promosionar las bandas locales de metales, como la tradición de las bandas de metales estaba decayendo en algo. Luego el festival se hizo famoso a nivel nacional. Bandas de toda Serbia iban allá para tocar y competir. Luego en los 90’s el festival formó parte de inevitable de la creciente popularidad de de la música de los metales entre la juventud Serbia. Inspirados por las peliculas de Emir Kusturica y Goran Bregovic, la música de trompetas se convirtió en la música de fiesta entre los jovenes Serbios, por encima de la música electrónica y el hip hop. Hoy el festival se ha convertido en algo comercial y ha comenzado a tener algo de dimensiones internacionales con bandas que vienen del extrangero también. Fui ahí el verano pasado y apesar de lo que la gente dice de Guča no se parece a lo fue en el pasado, no había visto algo nada comparable. El total nivel de emoción alrededor de la música, no es como nada que puedas sentir en el oeste. Es asombroso ver a los Serbios identificados totalmente con su música. El absoluto abandono es algo digno de contemplar. Como dije, hay ahí ese sentimiento de que esa música de tropetas expresa lo más profundo del alma Serbia. Y no se tiene que ser Serbio para apreciar la música. Como dijo Garth Cartwright, “ Al amanecer del siglo XXI ninguna música en el planeta ha pegado asi de duro ofreciendo mucho funk fundamental, como las bandas de metales Gitanas”. El crecimiento de Guča es parte de una interesante formación en la sociedad Serbia y Yugoslava y me atrevo a decir que completamente en la Balcánica. Que causas hay para este crecimiento en popularidad en la música étnica en los Balcanes? Veamos por ejemplo en Alemania, la música etnica: Las bandas Barvarias de Metales, han venido en un continuo declive después del final de la Segunda Guerra Mundial y no hay resurección a la vista. También en República Checa, un país dode viví por 5 anos , la música tradicional de metales es vista como algo no a la moda. Lo mismo se puede decir de toda Europa, con una pequeña excepción, Italia, en donde muchos Dj’s han aparecido para redescubrir melodías étnicas Italianas. Pero nada en Europa, menos en el oeste, se puede comparar con el renacimiento de la música étnica de los Balcanes. Y qué causas hay para esto? Es todavía algo misterioso para mi y es una pregunta la cual he puesto cerca de todos los músicos y Dj’s que he entrevistado en mi búsqueda por la música Balcana. La Guerra Yugoslava. En el tiempo de la guerra Yugoslava, los jóvenes solían escuchar música derivada del Rock occidental. El Punk era muy popular. La escena de la“nueva ola“ Yugoslava era muy rica y la banda más famosa en su historia era una de rock llamada Bjelo Dugme (Ombligo Blanco), quien sonaba indiscutiblemente occidental, no Balcánica. De repente vino la guerra y Serbia fue apartada del oeste de Europa con un embargo sobre ellos. Europa del Este dirigía su atencion a un país liberal.Yugoslavia de repente se encontró siendo un Estado paria, lo que tuvo repercuciones en su música, retornando pues a sus ritmos folclóricos como entretenimiento. Este retorno a sus raices trajo consigo dos ramas; una era la combinación de sus ritmos con la música electrónica y elementos de la música bailable y la otra el renacer de la música de metales, la cual tenía un fuerte componente de nacionalismo. Hay muchos elementos distintos en estos híbridos sonidos Balcánicos, como los metales Gitanos en primer lugar, algunos elementos Serbios, Bosmios, Macedonios, Búlgaros y Rumanos de música étnica y folclor y otros elementos de las danzas tradicionales. Todo junto en la pista de baile crea una audible visión de los Balcanes dentro de una anarquía y heterogenidad Los “Balkan Beats“ no son grandiosos ni sensuales solo ofrecen pasión a cambio de ironía y este sentimiento llega a ser un antídoto sobre cualquier cultura autoreflexiba de clubes nocturnos. Mientras tanto en Nueva York En Nueva York han evolucionado hasta convertirse en una subcultura por derecho propio, un escenario con sus elementos de moda (los invitados acuden vestidos como bailarinas del vientre y gitanos), y una red de antros nocturnos con su propia ideología. Es interesante que los Balkan Beats prosperen en Nueva York, una ciudad carente, como en el caso de Berlín o Viena, de una fuerte presencia de inmigrantes balcanes y aún así es la ciudad perfecta para escoger y embellecer nuevas tendencias musicales. Debe mencionarse que en Nueva York lo que en Europa cae dentro del rubro de los Balkan Beats es conocido como el “Gipsy Rock” o el “Gipsy Punk”. En su edición de Enero del 2007, la revista musical americana Spin nombro a la escena de Gipsy Rock en Nueva York como la “escena del año”. El cuartel general de la escena Gipsy Rock en Nueva York es el bar Búlgaro Menhanata, en Broadway, que fue anfitrión de estrellas gitanas tales como la Orquesta de Boban Markovic, Fanfare Ciocarlia y Taraf de Haidouks. El Búlgaro Joro Boro es el DJ de planta en el bar Menhanata, donde cada fin de semana gira una mezcla de gipsy punk con influencias Neoyorquinas, como Gogol Bordello, y sus cintas híbridas de electrónico-hip-hop-Balkan-gitano; o como aquellas tocadas por la banda Neoyorquina Balkan Beat Box, combinando metales gitanos europeos, Klezmer Judío, Chalga Búlgara, turbo-folk Serbio, manele Rumano, rai Algeriano, hip-hop flamenco y funk de las favelas brasileñas. La multitud es un coctel de europeos del este y americanos con pretensiones gitanas. Joro Boro identifica a la escena del Gipsy Rock Neoyorquina como una especie de “movimiento” o como una “revolución cultural”, relacionando su estado actual al de los inicios del punk o del hip-hop. Ori Kaplan, saxofonista de la Balkan Beat Box, una banda basada en Nueva York que mezcla el hip-hop con los ritmos electrónicos y sonidos Balcanes ve al Gipsy Rock o Balkan Beats (llámelo como usted quiera) como una especie de movimiento. Como la mayoría de los protagonistas del Balkan Beats, Ori Kaplan es un inmigrante. Creció en Jaffa, Israel, donde observaba a las orquestas egipcias por televisión, aprendió a tocar el clarinete klezmer de Europa del Este de un búlgaro entrenado por músicos gitanos. Se mudó a Nueva York hace quince años y empezó a tocar en bandas industriales punk. Todo eso cambió cuando escuchó un CD de la banda macedonia de metales Kocani Orkestar y aprendió acerca de las fusiones gitano-turcas del trompetista Búlgaro Yuri Yukanov. Tras tocar en varias bandas punk, incluyendo el grupo New York Gipsy de Gogol Bordello, Kaplan se unió al Balkan Beat Box. La banda Balkan Beat Box es característica del estilo Balkan Beats en tanto que mezcla los nuevos elementos electrónicos culturales del pop con el sonido arcaico de los metales Balcanes. “Balkan Beat Box en realidad es acerca de encontrar un terreno medio entre lo mecánico y el alma”, dice Kaplan, “entre lo electrónico y la autentica música folclórica. Es acerca de la atracción de los opuestos que producen una chispa al tocarse.” Al preguntarle lo que la música Balcana significa para él, Kaplan responde, “la música Balkan significa alegría y locura. Es este un género que no pudo haber sido concebido en el oeste. Es música creada con las manos desnudas. Dicha emoción cruda no es posible en el Oeste, es abundancia completa”. Existe un peligro en lo que muchos de los músicos de los Balkan Beats están haciendo: probando y remezclando principalmente melodías de metal Gitano e incorporándolas en sus propios arreglos electrónicos. El peligro estriba en que ellos pueden estarse apropiando de una música indígena que no es suya y poniendo sus nombres en melodías que han tenido su origen entre los músicos gitanos balcanes, sin que a estos se les otorgue el debido crédito. Sus fiestas tuvieron gran éxito tanto en Europa como en América y atraían gente tanto de la escena latina como del Hip Hop. “La gente quería salir de la fría y cínica vibra electrónica” explica Kaplan, “solo querían empaparse de Vodka, de algo sensual, como si se sintieran bailar en la boda de alguien. Hay una necesidad de esto tanto en Europa como en America”. Iván Redi de Balkanica también está muy consciente del asunto gitano. “Los Gitanos son el elemento más natural de toda la sociedad”, dice Redi, “le garantizo que ninguna boda buena puede ocurrir sin la música Gitana. Pero de repente uno nota cómo tratan a los gitanos en la vida diaria. No es muy agradable. Uno debe entender qué cualidades tienen los gitanos y de cuáles adolecen, y no tan solo utilizarlos como entretenimiento durante las bodas, eso no sería justo”. El Bukovina Club. Stefan Hantel un alemán con ascendencia Rumana que utiliza el nombre de plum de Shantel, es otro DJ inmigrante con raices musicales en Europa occidental que se prendió de la música y su herencia balcana y empezó a mezclar viejos sonidos y nuevos ritmos electrónicos en las pistas de baile occidentales con gran éxito. “Como adolescente, escuchaba lo usual, no se… hip-hop o lo que fuera. Entonces calló el Muro de Berlín, y pude ver que, por primera vez, podía regresar a mis raíces familiares, regresar a Czernovitz y Bukovina”, dijo Shantel. Poco después de la caída del Muro de Berlín, Shantel realizó el viaje a la antigua republica autónoma de Bukovina en Rumania vía Moscú y Kiev. Fue una experiencia muy emotiva, y al regresar a Frankfurt, encontró su identidad conmovida hasta el núcleo. Empezó a investigar. Tenía viejos discos de sus abuelos y tenía la música que obtuvo en su viaje a Bukovina. Tenía un viejo sonido, melodías y armonías que no estaban muy actualizadas, ya habían dejado de ser populares en los balcanes y pensó que podía mezclar este viejo sonido, proveniente de su infancia y sus viajes –sonido Rumano influenciado por Turquía y Grecia, música judía y la mentalidad gitana- con lo que él llama “todo el circo del pop y el rock”. El resultante fue un nuevo estilo, el viejo sonido de Bukovina remezclado con el ritmo occidental. Giró sus nuevas pistas en un teatro de Frankfurt por primera vez. Nombró a las primeras sesiones “Bukovina Club”. “Inmediatamente se convirtió en una especie de moda entre personas que no estaban de ninguna manera conectadas culturalmente a la música, personas que acostumbraban acudir a fiestas house o escuchar hip-hop. Desde luego, había grupos de segunda o tercera generación de inmigrantes de la antigua Yugoslavia o de Rumania que habían nacido en Alemania y tenían algo, un candado cultural con los sonidos, para ellos también eran un suceso, puesto que era la primera vez que descubrían que tenían raíces que formaban una gran parte de su identidad”. Este renacimiento del interés por la música étnica entre los inmigrantes en Europa corre en paralelo al renacimiento del interés por la música étnica dentro de los mismos Balcanes. Ivan Redi habla de la atracción de los serbios por la música étnica a consecuencia de los años de guerra, como resultado del nacionalismo, mientras que Shantel habla de este renacimiento en términos muy diferentes; como resultado del desencanto político y económico. De acuerdo a Shantel, inmediatamente después de las revoluciones que derribaron los regímenes comunistas de la Europa del sureste, hubo un volver la espalda a la música folclórica, bien representada durante el comunismo, hacia todo lo que fuera Occidental. Gradualmente, la gente empezó a darse cuenta de que el Oeste no podía cumplir su promesa de riqueza y prosperidad para todos. Creció el desencanto con los modelos occidentales, unido al renacimiento del interés por las expresiones culturales creadas en las localidades, por ejemplo la música étnica. Unido a esto estaba la situación única de Serbia en donde la música de metales se convirtió en la voz de la revolución de los años noventa: el sonido de lo subterráneo; una voz de protesta. Shantel llama a la música de los balcanes Roots music, justo como el reggae y los ritmos africanos son raíces musicales. Pero la música que tocan los DJ occidentales inmigrantes como él es diferente. “Es un sonido que tiene fuertes influencias en las raíces musicales del sureste de Europa, pero está sucediendo a un nuevo nivel, es algo nuevo” Shantel lo pone así: “El ska salón de baile viene del ska tempranero o rock-steady, de raíces musicales Jamaiquinas.Al igual que el Funk, Soul, Hip Hop, Blues o lo que sea vienen de raices africanas de pequeñas comunidades, incluso la musica de los esclavos en Estados Unidos y en Brazil proviene de Angola. A diferencis de esta la música Balcana conserva sus raices de folclor considerandose parte del World Music. Pero con los inmigrantes en Londres y Nueva York algo nuevo se inventó, lo llamamos dance hall, o salón de baile. Pra mi la música Balcana va más en esa dirección”, en otras palabras, los “Balkan Beats” como el nuevo pop inmigrante Europeo, si no es que lo es ya. La música Balcanaha sido integrada en una producción y comercio en masa.Como la masa produce bien, la música Folk está destinada al consumo global y perder cercanamente todos sus rasgos originales. Es influenciada directa o indirectamente por la moda y las marcas que determinan a su ves las ventas. Ha devenido en algo superficial. Los “Balkan Beats” se han coconvertido así en una yona gris entre el “underground” y los géneros musicales comerciales dominantes. Al preguntársele lo que la música balcana significa para él, Shantel responde, “Lo Balkan” es para mí un símbolo de lo bastardo, un cocktail. No es una estructura clara. Siempre fue una especie de sopa de páprika hirviendo, aguda, incontrolable. Algo que no es correcto. Muy orgánico, pero muy difícil de controlar. Eso es para mi el símbolo de Balkan”. No todos los DJ y músicos de los Balkan Beats son inmigrantes balcanos. Algunos son nativos de los países del oeste que, de alguna manera, fueron expuestos al sonido, por mero accidente, y les gustó. Ulf Lindemann, apodado Dunkelbunt, es un DJ de la ciudad alemana de Hamburgo quien, después de mezclar música en las escenas de percusión y metales, se cambió a Viena, una ciudad con una fuerte diáspora balcana e inmediatamente se vio influenciado por los metales Balcanes gitanos a través de la música de Boban Markovic y después, por las películas de Emir Kusturica. Pronto, Dunkelbunt realizó el cruce del techno, la percusión y los metales al remezclado de sonidos Balcanes, hace dos años realizó su propio recorrido balcano; de Viena, por Hungría, Serbia, Ucrania, Bulgaria hasta Estambul. Llevó consigo un micrófono y grabó los sonidos de su viaje –campesinos tocando el acordeón, el campo, los cascos de caballos, el mercado de pescados y mariscos en Estambul- mismos que mezcló en sus compilaciones Balkan Hot Step y Zwischen Alsergrund und Bosporus, en donde Boban Markovic y Fanfare Ciocarlia se mezclan con la Ámsterdam Klezmer Band, a Babazula y a Natacha Atlas. Dunkelbunt no está tan interesado en la música Balcana por sí misma, sino en tanto que sirve como un puente entre el este y el oeste. “Lo que es bueno de mi música es que contiene muchos elementos diferentes, no solamente balcanes, sino otras cosas también” dice Dunkelbunt. “Muchas personas que están en directa confrontación con todo lo balcano se irán orientando gradualmente en dirección a la música del este. Existe algún tipo de simbiosis aquí, una gran cantidad de elementos. A través de la música balcana, la gente se ira dando cuenta eventualmente de qué tan agradable es esta cosa completamente extranjera. La música balcana es definitivamente el puente. Un puente que ha hecho falta desde hace mucho tiempo. Existió la música India que estuvo de moda durante algún tiempo, ya sabes, Asian Dub Foundation, Panjabi Mc y grupos como esos en Londres. El “Asian Beat”, pero por alguna razón no lograron permanecer. Empezó a volverse popular a mitad de los noventa y luego, de repente, se frenó. Esto fue debido a que faltaba el puente. La gente no podía ponerse de acuerdo con esta música desde una gran área, porque faltaba una pieza del rompecabezas. Ahora se está encontrando por medio de las armonías balcanas, el material indio, el material de Anatolia, el material turco, el material árabe. De alguna manera todo está conectado. El puente está presente. La gente puede moverse hacia otras cosas. Sin embargo, sin los Balcanes era como, “no, es demasiado, es muy diferente”, ahora hemos colocado los cimientos y podemos construir a partir de ellos. Estoy muy emocionado, esperando lo que viene.” Volviendo a Servia y Kosovo. Como mencioné antes los Balkan Beats todavía siguen siendo un fenómeno en las pistas de baile, curiosamente encontrando nuevos ecos en sí mismos. Recientemente volví a Serbia y a Kosovo y pregunté si podía encontrar ahi algún DJ mezclando música electrónica europea con sonidos étnicos Balcanes, a lo que obtuve pocas respuestas. He oído acerca de una banda de Rock de Pristina que incorpora motivos étnicos en su música y un grupo de Jazz de Macedonia que utiliza elementos folclóricos, pero no aparecen figuras como Dunkelbunt, Shantel o Robert Soko. Cualquier músico o DJ está firmemente establecido en el “Folk o Turbo Folk” o si no en la electrónica del oeste de Europa. Esto es casi nada entre lo que pasa en los Balcanes hoy. La única excepción fue el músico y DJ de Belgrado Milan Stankovic, conocido como “Sevdah Baby” con un estilo típico de la música romántica Bosnia, muy oriental en espíritu, que se hace ver en su nombre, que en Turco significa anhelo Milan Stankovic relaciona el Sevdah no tanto con un estilo musical sino con un estado de ánimo, algo como doloroso, acogedor, amorosamente enfermo, mezclando música Sevdah y sus melodías Folk con House y música electrónica. Muchos DJ’s de “Balkan Beats”, utilizan melodías Gitanas en sus remixes sin dar crédito alguno a los músicos Gitanos. Garth Cartwright dibujó paralelos entre los músicos negros de Blues del Sur de los Estados Unidos a quienes en los 50’s el Rock and Roll se les apropió de su música sin darles crédito alguno, al igual que los Gitanos hoy ven su música remezclada por DJ’s y músicos no Gitanos, mezclándolas con baterías electrónicas y adaptándolas al consumismo del occidente como el Bosnio Goran Bregovic a quien llama el “Ladrón Maestro”. Solo Shantel difiere. Al tiempo que respeta a los Gitanos por lo que son, defiende el uso de su música en remezclas y se pronuncia a favor de Bregovic y el uso de la música tradicional. “Uno debe saber que el repertorio de la región balcana está tan mezclado que desde el punto de vista artístico, puede hacerse lo que Bregovic está haciendo. Puedes escoger una melodía, producir algo nuevo de ella y decir “es mi composición, es mi producción”. Tiene sentido. Quizás Bregovic ha ido demasiado lejos algunas veces, pero para tipos como la Kocani Orkestar o Boban Markovic fue de gran apoyo que alguien como Bregovic pusiera el sonido en el foco de la atención mundial. Así que ¿sobre qué es la discusión? Es palabrería. Bregovic tomó su dirección. Hasta la fecha ha hecho buenas producciones. Si alguien lo está haciendo mejor, OK, se le respeta, pero no nos quejemos. Todos están tomando melodías y robándolas. Es parte del trato. Es Balkan. El éxito de este sonido en Europa Occidental según Shantel, de seguro es una motivación lógica para los músicos jóvenes que hacen lo mismo para sobrevivir.
01.01.2008
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